lunes, agosto 24

Quemadura

Encerrado en una casilla de teléfonos te encuentro, es una larga espera que va envenenando cada parte de mi mente y que marchita cada pétalo de mi flor. Añorando aquellos días en que fuimos felices me encuentro, hoy un día cualquiera te encuentro, hablando, mi mente no hacía otra cosa mas que pensar en ti, en tu volver y tu amor, sin embargo tu nunca llegaste, nunca regresaste. Hoy cuando por fin dejé de pensar en ti te encuentro, acorralado sin saberlo, el sabor de mi venganza al fin será completada, años de mi vida perdidos a tu lado, años de mi vida invertidos en alguien que no lo supo aprovechar. "¿Disculpa me regalas un cerillo?" - te dije sin mucho afán de ser reconocida, entonces ahí me viste pero no te percataste de mi presencia, y me fui, cuando regreso sigues ahí, y yo celebro de nuevo tal encuentro, pero esta vez estoy preparada para todo. Un poco de gasoil de la estación de servicio de una cuadra mas adelante y un fosforo son mis acompañantes en esta ocasión, sin que me veas procedo a actuar, roció un poco aquí y un poco allá, tu me ves extrañado pero no consigues verme la cara, entonces te encierro en la casilla y te desesperas y me miras y gritas pero nadie te presta atención, esta vez, es como si no existieras y mostrando mi rostro inicio el incendio que te dará la muerte como siempre la soñé. Autor: Naza

jueves, agosto 6

Desequilibrado

Tambaleándome voy camino a tu casa, descoordinado totalmente, implacable. Con mi paso discontinuo, con mi mirada perdida en el horizonte, ensangrentado de tanta muerte que mis manos hicieron este día posible, dándome de golpes por cada cadáver que no vi al caminar. Balanceándome en el columpio de mi alma, los huesos me resuenan y ya no aguanto tanto sacudir, tanta pelea que dentro de mi me desconcentra, bueno o malo lo que voy es caminando, ladeando con mi conciencia, refugiándome en el hoyo. Te cruzar al frente, veo que me hablas pero no te puedo escuchar, veo que me mueves pero no puedo sentir nada de lo que me hacer, gritos de hace horas, susurros de mi conciencia, me confunden me llevan al abismo y ahí en el borde estas tu de pie hablándome. No lo resisto mas, me abalanzo sobre ti, te empujo y te veo morir. Cuando reacciono a todo esto, yaces muerta, con un cuchillo en tu abdomen, tendida en la sala de tu casa con los ojos vidriosos y unas cuantas lágrimas. Autor: Naza.

miércoles, julio 29

Serenamente

Y el suave aliento de la muerte rozó mi mejilla, tornándola fría y pálida, donde el simple hecho de imaginar el peor fin se podría hacer realidad con solo planear. El silencio del espacio me acaricia el alma, la oscuridad del momento alimenta mis recuerdos y la frialdad del ambiente asegura tu rápida muerte, que en otras circunstancias, habría de lamentar si en mis manos tendría que acabar tu vida. Hoy, el susurro de su voz me alienta a seguir, hoy la naturaleza de lo imposible se cruza en mi camino y en el tuyo para hacerte ver lo mal que vas. Simplemente, esperar a cosechar lo que hace tantos años sembraste. Y así, como muchos tu cometiste el mismo delito que Abel en nuestro pasado, porque al no responder por tu hermano caído por tus manos fuiste acusado, "Le preguntó: — ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra." (Génesis, Biblia). Siempre serás quien eres ahora, pero nunca sabrás quien pudiste ser. Hoy en tus manos morí y condenado fuiste tú. El susurro glorioso de tu infinita infelicidad habla a mi oído, colmando mi alma de una penumbra dispuesta a acariciarme con su suave, pero tenebroso, manto hasta volverte a encontrar. Autor: Naza (Si ante ti morí, no esperes misericordia en el futuro, tus pecados cometidos en la tierra serán castigados en el mismo lugar, camina noblemente para que el valor con el que se retorna tu impureza no golpee duramente a quien estoy seguro amaras para la eternidad)

lunes, julio 27

Lo que soy

Los años pasaron antes de poder fijarme en que me he gastado mi preciado tiempo y en que he invertido mi sufrimiento. De tu boca solo insultos salieron un día, de tu boca solo malas pensamientos fueron pronunciados para mi. Y yo me los creí, yo los sentí míos y sentí merecerlos por la eternidad, pero hoy... hoy es el primer día de mi vida, donde tú no cabes en ella, donde tu dolor ya no es mi problema, y tus maltratos ya no me hacen daño. Hoy es el primer día de mi vida, hoy es el día del inicio de mi historia, hoy es el fin de la tuya en mi vida. Hoy morirás, pero tranquilo que no te voy a matar, a golpear o insultar. Caminaras por las calles, vagaras por la eternidad, una eternidad sin rumbo, un limbo si destino, un corazón si dolor pero también sin amor. Me extrañaras, estoy segura de ello, pero lamentaras mucho el daño que me hiciste, y pensaras en regresar, pensarás que yo aun soy de ti, y el día de tu vuelta morirás de la tristeza al ver lo que realmente soy que tú nunca quisiste ver. Soy exactamente esto lo que nunca quisiste ver, conservar, luchar, cuidar, amar, respetar. Tu condena de mil años no será suficiente para apaciguar el dolor en tu corazón ni el lamento de los días. Hoy me despido de ti, con mi alma marcada por tu maltrato. Hoy me despido de ti, con los ojos bien abiertos para no volver a sufrir. P.D. Las cosas buenas de las vida no son aquellas que nos dan dolor, tristeza o desesperanza, las cosas buenas de la vida siempre es aquellos que tu misma te puedes dar para ser feliz. Autora: Naza (Reservados los derechos de autor, dedicado exclusivamente a ti que haz dejado tu pasado atrás y vives tu presente.)

martes, julio 14

Holocausto

Así, al finalizar mi primitivo día, me encuentro ante ti, sentada en la baranda del abismo, inquieta a tu llegar, esperando pacientemente, que encuentres donde esta la salida de ese laberinto en el que te encuentras, cubierto de cenizas y hollín, de memorias baldías, de infortunios, de improvistos, de desdichas.

Aquí te espero, pacientemente con el corazón en la mano, con una garganta anudada, y mil imágenes de terror, desolación, y torturas… 

Quisiera que y estés aquí, esperando pacientemente me hiero para sentir y poder imaginar el dolor que sientes con cada muerte que corre ante tu cara, propiciada por tus sagradas manos que jamás pensaron en herir a nadie, esperando pacientemente me corto, me rompo, me aruño, me pierdo en mi mar de lágrimas sintiéndome desdichada de no poder estar contigo.

Deseo fervientemente que regreses a mi lado, que me des amor, que me des verdad y cuidados, yo quisiera tenerte aquí ya. 
 

En mí paciente espera un día encontré mi muerte, en mi paciente espera encontré mi gloria, aunque mi cuerpo y restos no son reflejo de lo paciente que fui, jamás te demostraré cuanto te espere.

 Mi cuerpo desfigurado, encerrado, desdichado, te esperó y lamento no estar aquí para tu triunfante recepción, mi dolor disminuyo sin duda, y mis ganas de morir también, te sigo esperando aunque en un lugar diferente, aunque es un lugar distante, espero paciente a tu venir.


Autor: Haydee Pacheco
NazzaPach