miércoles, enero 20

Elías


Cuadros terroríficos por doquier, 
miradas inquisitivas que advierten una condena que no debería ser pagada, 
dedos que apuntan tu inferioridad ante ellos, 
aunque no sea realmente así, ellos lo acusan, 
aunque no sea justo, el no se defiende.

Como sacado de una historia de terror, como inventada, como si sólo fuera un sueño. Ahí se encuentra él en una gran sala de estar rodeado de gente que no conoce y que tampoco desea conocer, amordazado, atado de pies a cabeza y sentenciado a esa muerte que es tan segura como que es inocente.

La hora del show inicia. Todos lo escupen, señalan y tratan de convencerlo que es culpable. 

Al ver que no reacciona ante sus demandas lo suben, y sobre una gran fogata lo exponen sin embargo, Elías no suplica, “condenar a inocentes los llevará al infierno”, esas son sus palabras pero la gente en su sed de venganza actúa...

Lo ultimo que Elías pudo ver, antes de morir calcinado, fue a su esposa que lloraba inconsolablemente.

Autor: Haydee Pacheco 
Nazza

sábado, enero 16

Placer Mortal


Luz tenue, un ventilador que rechina, 
materiales de tortura y cadenas colgando del techo. 

Dos desconocidos en aquella sala, 
ella una joven universitaria y él un contador, 
se conocieron por Internet y así descubrieron sus extrañas formas de dar y recibir placer.

Quedaron para al fin conocerse, 
porque se deseaban(...)
y ahí estaban, deseándose ferozmente.

Ella se dispuso, con su traje de cuero y su látigo, a amarrarlo casi desnudo, de una cadena que colgaba del techo.... Él tenía sus manos atadas y su única ropa era el hilo que sólo cubría sus genitales.


El ventilador rechina mas de lo normal ... 
Cuerpos sudorosos, gritos de placer y dolor. 
En la recepción incluso se escuchan. 
Era un motel pequeño y lúgubre.
El ventilador rechina aun mas, 
la luz tenue de la habitación no permite percibir el cambio de posición de aquel aparato cada vez mas cerca del suelo, cada vez mas cerca de ellos...

El ultimo chillido del ventilador, 
un grito recorrió todo el lugar 
y luego un silencio, oscuro, se adueño de aquel sitio...

Se acerca curiosa una persona, la señora encargada de la limpieza, quien estaba cerca... Cuando abrió la puerta soltó un gran grito de terror, a su vista dos personas yacían en el suelo, ambas decapitadas. Fue tal la impresión que cayó al suelo desmayada, derramando el agua de la cubeta que se mezclaba con la sangre derramada en el suelo de aquel cuarto...

Autor Haydee Pacheco 
 NazzaPach