miércoles, febrero 5

Realidad.

Así es como la francesa pasea por Caracas.
Asustada de ir a lugares sola,
Asustada de visitar los monumentos.

Así va el venezolano por Francia.
Caprichoso por los gustos que se ha de dar.
Alegre por la realidad de aquella ciudad.

Aunque la francesa tiene miedo de pasar por petare
se atreve a cruzar la calle con el semáforo en verde
y correr por la plaza.
Aquí, aunque miedo, hay libertad de incumplir.
La francesa compra "QUEMAITOS"
El venezolano paga entrada al cine.
La francesa puede mear en la acera con los policías al lado
El venezolano paga una multa por pasar un letrero de "STOP"
Trata de sobornar al policía pero este ultimo lo lleva preso a pagar una multa mucho mas alta.

El venezolano en Francia esta pasando trabajo.
Por no poder pagar las multas los dejaron unos días presos,
Lo botaron del trabajo, por su expediente policial nadie lo contrata
No tiene donde vivir.

La francesa mientras tanto ya tiene su propio negocio
con una empresa no registrada
que no paga impuestos
que genera mucha ganancia, y con dudosa legalidad.

Al venezolano lo deportan, y le prohíben el paso a Europa, mientras que la francesa vende Euros a precio del mercado negro.

Aquí se vive así, y así se vive allá.

Autor: Haydee Pacheco
Nazza

Splinter: Trastornos (Primera Parte)






Un año después de este ultimo episodio de nuestro pequeño amigo, todo en su vida cambio.

Se habían mudado de casa, de escuela, de ciudad... De país. Los Familiares y amigos, después de aquella traumática noche, decidieron darles el mayor apoyo a esta familia, y facilitaron muchas cosas pero, para Splinter todo era en vano, era tarde tratar de salvar de un trauma a un niño de solo 11 años, después de aquello no sólo tenía terror a sus antiguos miedos sino que afloraban, en cada minuto, nuevos.

Era el primer día de escuela, todos parecían bastante mas amable de lo que él pensaba, había probado la crueldad del mundo de la forma mas cruda, no creía que alguien valiera la pena, siquiera la lástima, como para alzar su cara y mirarles, sentía repugnancia por todo el que lo tocara, le hablara o tan solo le respirara cerca. Abrumador, así es como se puede definir la sensación de Splinter en la nueva escuela, por el cambio inesperado se había retrasado un año entero, así que es un año mayor al del resto de la clase, cosa que no le impedía, sin embargo, resaltar por otros dotes.



Irónicamente este ultimo año le había ayudado a abonar una belleza increíble, sumado a una gran estatura, por decisión propio pidió permiso para practicar artes marciales, y boxeo, Splinter era un lindo niño castaño con bella apariencia, hacia que las niñas deliraran por él, aunque ciertamente no prestara mucha atención a eso.

Aunque todos lo trataran bien por ser el nuevo de la clase, a sabiendas que era el único nuevo en el salón, Splinter se sentía terriblemente desconfiado, no soportaba que lo tocaran, no soportaba una conversación trivial e incluso llegó, fuera de la escuela, a tener fuertes problemas por peleas, se había convertido en un niño retraído centrado en una única cosa, tomar la ley por sus propias manos, pero a tan corta edad lo único que permitía ese pensamiento y deseo era crecer en el la furia contenida y el odio hacía el mundo.

A pesar de los muchos problemas que tuvo en la escuela, los primeros meses pasaron muy calmada mente, y el se sentía un poco mas cómodo, por haber dejado claro cual era su lugar, el único contacto que permitía de las otras personas era en la clase de educación física, cuando luchaba o boxeaba, en ningún otro momento permitía que nadie lo tocara, bajo ninguna razón, incluso los profesores, todos bajo las reglas de un niño nuevo, de once años, en una nueva escuela.

Incoherentemente lo hacía mas atractivo para las chicas de su salón, que no paraban de mirarle y enviarle tontas cartas, aunque se rumoreaba que era homosexual, nadie se atrevía a decirle en cara que le gustaba o no, era simplemente un chico muy extraño, nadie, salvo los maestros, entendía por que él era así, pero no importaba entenderlo, eso lo hacía el chico mas deseado de su salón.

A los 12, pasando al fin a el primer grado del nivel superior, Splinter era un niño excepcional, el mejor de su clase, con gran talento en las luchas y amante de las matemáticas sin dejar atrás o en el olvido el resto de sus responsabilidades, educado, puntual, cortés, servicial, inteligente, atractivo todo eso y mas era el no tan pequeño Splinter. Había alguien que nunca sintió miedo de él y se había convertido en algo muy parecido a una amiga, incondicional y casi confidente, aunque la verdad es que no hablaban mucho era la única persona que de verdad le sentía confianza.

Aquella chica se fascinaba con Splinter pues, muy a pesar de su coraza, poseía un gran corazón, el afecto de ella por él crecía cada día que estaban juntos, era un poder atrayente, ella no lo podía dejar ni porque quisiera, aunque pasaban los meses y él más de una vez la trato muy mal, ella seguía a su lado, el más fiel apoyo en cualquier momento.

Va a ser que un día ambos estaban en casa de Splinter, no había nadie en casa, y ella estaba muy nerviosa, tenia deseos encontrados por aquel chico de su clase que no pronunciaba mas que las palabras que eran necesarias para dar las respuestas correctas a cualquier pregunta.

- Vamos a jugar un juego.
- A que clase de juego quieres jugar?
- Empecemos por las practicas que tenemos que terminar de matemáticas.
- Uhmm, y que pasa con el juego?
- Paciencia querida, mira que tener casi 13 años no es fácil mientras que tu solo tienes 12.
- Qué tiene que ver la edad que tengo con el juego?
- Tiene que ver mucho - contestas algo exasperado - Pero termina esa tarea, sino tendrás verdaderos problemas.

Luego, en medio de números y pensamientos se reanuda la conversación dejada en medio de un mar de problemas con soluciones numéricas.

- Bien, acabaste?
- Así es, ahora que?
- Ahora prepárate, si después de esto no quieres verme más lo sabré entender, pero si aun así sigues detrás de mi, pues... Tendrás una recompensa...
- Dime la recompensa y luego hablaremos del delito.
- Así no es como se juega, estás dispuesta? - Asintiendo visiblemente nerviosa ella dijo que sí.

Así pues Splinter se fue sobre ella,y tomándola de la ropa se la quitó toda y la amarró de la cama tal y como a el le habían echo, ella temblaba de miedo pero no decía nada, no gritaba no hablaba, solo sudaba frío mientras sentía que él solo se quitaba el pantalón mientras decía:

- Siempre preguntas porque no dejo que la gente me toque - respira profundamente - pues hoy te mostraré el porque del cómo, así mismo - hace una pausa - hoy probaras lo que yo un día probé de una forma algo diferente. - Después de aquello y sin previo aviso Splinter clava su pene erecto en el ano de ella, haciéndola llorar silenciosamente por aquella violación, sin poderme mover solo sentía como Splinter la penetraba anal-mente con furia, sin amor y con una carga de odio que no explicaba de ninguna forma.

Embestida tras embestida, ahogando los gritos en la almohada y llorando abiertamente, así estaba ella, con la peor de las sensaciones jamas vivida y sentida, siquiera pensada en como había llegado hasta allí, fue despiadado, brutal y sin una pizca de compasión.

(Continuara)


Autor: Haydee Pacheco. 
(Nazza)