Caminaba ella por el verde prado esperando siempre que un día su suerte cambiara, esperando impaciente una curva en el sendero para ver que otros caminos se le presentaban para cambiar el rumbo de su destino.
Hija de padre y madre granjeros, Oriana no conocía la ciudad, no tenia permitido ir allá, ni acompañada por alguien, ella y su hermana vivían muy unidas, una siempre pendiente de la otra, discutían como era costumbre entre los hermanos pero no por eso ella dejaban de ser amigas y confidentes.
Un día esta bella doncella quiso arriesgar todo y aventurarse más allá de lo que su padre y su madre le habrían mostrado, quiso seguir un camino diferente a ver a donde la llevaría, pensó que nada malo le pasaría si recordaba bien el camino, así que decidió marcar el camino para no perderse de regreso.
Inicia el viaje, ya al caminar varios cientos de kilómetros ella siente cansancio y recuesta su espalda de un árbol muy frondoso, el más grande de todos aquellos, el que más resaltaba, el más verde de ellos.
Ya cercano al medio día decidió volver a casa cuando escuchó un extraño sonido que provenía de pocos metros mas… Decidió (más por curiosidad que por poseer suficiente energía para seguir) ir hasta donde aquel sonido nacía. Era un circo, ya ha escuchado de cómo son pero nunca había visto uno con sus propios ojos y resolvió acercarse cuando de repente, así sin más ni más siente un dolor que recorre su cuerpo, no entendía que era, miro a su alrededor y no había nadie, miró hacia arriba y no había nadie, inicio una inspección en su cuerpo cuando se topo con un cuchillo, lo habían clavado en su cuerpo, en su abdomen… Aunque quiso, no pudo gritar, no se pudo mover del sitio donde estaba, no pudo hacer nada…
Allí muere la bella doncella del prado, que entre su impaciencia de vivir no consigue controlar sus ansias de explorar, encontrando su muerte de una forma desconocida e inexplicable… Allí duerme Oriana, consolada por La Diosa que vela sus nuevas noches, apoyada por El Dios quien supervisa sus nuevos días…
Autor: Nazza